miércoles, 13 de junio de 2012

Miedo miedito

Hace una semana tuve la primera sesión de limpieza bucal en el dentista, y salí con los piños superiores bien limpios, pero joder lo que tuve que pasar.
A todos cuando nos hablan del dentista se nos enciende una alarma que dice: DOLOR!
No me mintáis, a nadie le gusta ir al dentista. Ni que fuese una tia buenísima en pelotas iríamos. Nos acaba doliendo en la boca y en el bolsillo.
Bien, en esta mi visita, tuvieron que pincharme cosa de...10 veces? mas o menos para dormirme la parte de arriba, para no notar el trabajo del dentista. Problema? Le tengo un cague a las agujas de morirse. Prefiero lo que sea a una aguja. Pero claro, lo que me estaban haciendo dolía mucho. Sucumbí a los pinchazos. Lo pasé mal pero no tanto como podría haberlo pasado. Cierra los ojos, no veas el tamaño de la aguja y piensa en algo bonito.
En esos momentos yo estaba con una mano clavando las uñas en la silla del dentista, con los ojos cerrados, y tararenado mentalmente Three Little Birds de Bob Marley. Es cierto que hubo pinchazos que no noté, pero otros... hubiese matado del dolor que sentía. Lo bueno fue que después de eso, no noté el trabajo del dentista y al salir de consulta, tenia la boca tan dormida que podía parar un cercanías con ella y no darme cuenta.
La siguiente sesión, con la parte de abajo fue una masacre. El doble de pinchazos, el doble de dolor...
Eso si, ahora tengo una boca bien limpia y bien chula.

Att: RfH

No hay comentarios:

Publicar un comentario