sábado, 30 de junio de 2012

Sincerandonos

Ya ha empezado el torneo de verano! De nuevo soy el portero del equipo! Y sinceramente, es algo que no cambiaría por nada del mundo. 
Es la verdad. Me encanta jugar de portero. Me encanta el trabajo de portero de fútbol. Es algo que siempre me ha gustado.
Bien es cierto que ahora mismo llevo unos años haciendo atletismo y estoy estudiando para ser entrenador en este deporte, pero tal y como hay sensaciones que me da el atletismo y no me puede dar nada mas; el jugar de portero en un partido de fútbol es... indescriptible. La verdad es que tuve que dejar el fútbol en contra de mi voluntad, por los estudios. También es cierto que ese mismo año que lo deje, la competencia era muy dura en el equipo, pues era el 3r portero del equipo. Pero en los entrenos me lo curraba como el que mas. Daba todo lo que tenia dentro. Cogí una forma física que no creo que haya vuelto a tener. Y aunque no jugaba partidos, me quedé en el equipo todo el tiempo que pude solamente por los entrenos. 

Me jode mucho cuando alguien se mete con un portero, o cuando se menosprecia su labor. Si quieres criticar, pasa antes por lo que pasa él. 

Es cierto que solo juego unos partidos al año de portero, y mis reflejos son los que son y mi técnica se ha ido reduciendo a nada. Pero, sinceramente, hay momentos en que lo cambiaría todo, por volver a esos entrenos, y a los partidos durante el año. Se que esto ahora que practico otro deporte y me lo paso tan bien con él puede sonar feo, pero es la verdad. 

Att: RfH

jueves, 28 de junio de 2012

Mmm... Interesante...

Hipersexualidad es el aumento repentino o la frecuencia extrema en la libido o en laactividad sexual. Aunque la hipersexualidad puede presentarse debido a algunos problemas médicos o al consumo de algunos medicamentos, en la mayoría de los casos la causa es desconocida. Trastornos de la salud tales como el trastorno bipolarpueden dar lugar a la hipersexualidad1 y el consumo de alcohol y de algunas sustancias adictivas puede afectar el comportamiento sexual en algunas personas. Se han usado varios modelos teóricos para explicar o para tratar la hipersexualidad. El más común, en particular en los medios de comunicación, es el enfoque que presenta a la hipersexualidad como una adicción, pero los sexólogos no han llegado aún a un consenso. Hay explicaciones alternativas como, por ejemplo, la de un comportamiento compulsivo y la de un comportamiento impulsivo.



La hipersexualidad se caracteriza por una frecuente estimulación visual que hace que el individuo exacerbe su natural sexualidad hasta la adicción.
Esto provoca que se autoestimule genitalmente y una vez alcanzado el orgasmo, puede no resultar en la satisfacción emocional (o sexual) a largo plazo del individuo; o bien escale en mayores grados de placer. La hipersexualidad se manifiesta en individuos que fueron reprimidos sexualmente en su infancia o en su adolescencia; y en los de mayor edad, el sentimiento de perder el vigor sexual (especialmente en hombres) y desear mantener la libido consumiendo pornografía.
En ocasiones, la hipersexualidad va acompañada de sentimientos de malestar y de culpa. Se piensa que esta insatisfacción es la que alienta la elevada frecuencia de estimulación sexual, así como síntomas psicológicos y psiquiátricos adicionales.[cita requerida] Otra manera en que se manifiesta la hipersexualidad es cuando ocurre la ruptura con la pareja en que la relación ha sido predominantemente sexual, el o la afectado(a) o abandonado(a) busca a la pareja inconscientemente en otras parejas sexuales y de este modo se produce la adicción al sexo.
Los hipersexuales pueden tener problemas laborales, familiares, económicos y sociales. Su deseo sexual les obliga a acudir frecuentemente a prostíbulos, comprar artículos pornográficos, buscar páginas sexuales en Internet, realizar con frecuencia llamadas alíneas eróticas, buscar el contacto sexual mediante citas a ciegas, entregarse al sexo ocasional con desconocidos, sexo con animales (zoofilia), etc., y hacen que su vida gire en torno al sexo.

El concepto de hipersexualidad sustituye los antiguos conceptos de ninfomanía (furor uterino) y de satiriasis. La ninfomanía se consideraba un trastorno psicológico exclusivamente femenino caracterizado por una libido muy activa y una obsesión con el sexo. En los hombres el trastorno era llamado satiriasis y a quien la padecía se le denominaba sátiro o satiriaco (no confundir con satírico).
Actualmente, los términos ninfomanía y satiriasis no aparecen como trastornos específicos en el Manual estadístico y diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV), aunque sí siguen apareciendo en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10).
El umbral para lo que constituye la hipersexualidad está sujeto al debate, y los críticos preguntan si puede existir un umbral diagnóstico.[cita requerida] El deseo sexual varía considerablemente en los humanos; lo que una persona consideraría deseo sexual normal podría entenderlo otra persona como excesivo e incluso otra como bajo.
El consenso entre quienes consideran la hipersexualidad un trastorno es que el umbral se alcanza cuando el comportamiento causa incomodidad o impide el funcionamiento social.[cita requerida]
La hipersexualidad también se manifiesta en individuos sanos, y se presenta por cortos periodos en que la testosterona o estradiolpresentan máximos niveles.[cita requerida]
La hipersexualidad puede expresarse también en quienes tienen trastornos bipolares durante periodos de manía. Personas que padecen un trastorno bipolar pueden presentar continuamente enormes oscilaciones en la libido, según su estado de ánimo. Algunas veces esta necesidad psicológica de actividad sexual es mucho más alta de lo que ellos reconocen como normal, y a veces está muy por debajo de ello.
La hipersexualidad es una de las dependencias menos conocidas y visibles, puesto que las personas que la padecen suelen mantenerla oculta y disimularla, sobre todo con las personas conocidas (con quienes se muestran incluso como tímidos). Se estima que hasta el 6 por ciento de la población lo padece, y que sólo el 2 por ciento de las personas afectadas son mujeres

No diré nada mas. 

domingo, 17 de junio de 2012

La historia sobre comprar cuerdas

Esto era un joven muy apuesto que tocaba la guitarra, y un buen día, decidió que después de mucho tiempo tocando con las mismas cuerdas, era hora de cambiarlas, pues las que tenía se estaban oxidando.
Muy contento él, cogió dinero y se encaminó hacia la estación de tren, desde la que partiría en busca de cuerdas nuevas.
Tras una media hora de viaje en tren, llegó a la calle máxima expresión del buen metalero. Se adentró en Tallers, enfilando la calle directo al final de esta, donde sabía que podía encontrar la tienda que buscaba. Pasó de largo de otras dos tiendas de música, pues sabía que en dichos locales, no le prestarían la menor atención. Llegó pues, frente a la tienda: L'Art Guinardó. Abrió la puerta y vio que no había nadie en el mostrador, pero no pasaron ni diez segundos, que apareció un hombre de mediana edad, medio corriendo. Dio los buenos días y preguntó si podía ayudar en algo. El joven le pregunto por las cuerdas que buscaba, y le mostró la bolsa en la que venían, pues conservaba dicha bolsa de su anterior compra. El hombre examinó la bolsa fijándose en que tipo de cuerda era. Se puso a buscar entre todos los tipos de cuerdas que tenía detrás suyo, pero no encontró el modelo que el joven requería. Con un "un momento", desapareció hacia la trastienda, y volvió al rato, con cara un poco triste. Le comentó al joven que no tenían ese tipo de cuerdas, que lo había mirado en el almacén incluso, pero que no había habido suerte y que lo sentía mucho, que tendría que preguntar en las demás tiendas de la calle. El joven, con una sonrisa en la cara le dio las gracias y le dijo que no pasaba nada, que ya las buscaría.
Salió de la tienda y se dirigió hacia una de las otras dos tiendas de la calle. No muy convencido, entró en el primer Guitar Shop, y dirigiéndose al mostrador, dio los buenos días. Fue respondido con una mirada furtiva del dependiente, que no se dignó a prestarle mucha mas atención que a la revista que leía. El joven preguntó por las cuerdas que buscaba mostrando nuevamente su bolsita, y para, no sorpresa pues sabía como trataban en dicha tienda a la gente,  el dependiente apenas levantó la mirada de su revista para ver la bolsa unas décimas de segundo y negar tener esas cuerdas. Nada más. Ni un misero intento de hacer nada más por el joven. Este marcho de la tienda con un "adiós" que se perdió en el interior de la tienda y que no tuvo respuesta. Se dirigió pues, hacia la última tienda que le quedaba por visitar. Otro Guitar Shop, y nada mas entrar por la puerta y preguntar ya directamente por las cuerdas enseñando la bolsa, el dependiente del local ni siquiera le miró, diciéndole que no tenían esas cuerdas. El joven le recriminó que ni siquiera había mirado que tipo de cuerdas eran, a lo que el dependiente levantó la vista del mostrador, miró la bolsa con asco y repitió un no, sin siquiera mirar las cuerdas que tenían en la tienda, y dirigió de nuevo su mirada al mostrador.

Conclusión: me quedé sin las cuerdas, y aunque ya lo sabía, en L'Art Guinardó tratan mucho mejor a la gente que en Guitar Shop. En la primera te atienden bien y con una sonrisa en la cara aunque vayas a comprar una púa que cuesta 50 céntimos. En el Guitar Shop, te tratan con asco si tu gastó no es de unos mil euros mas o menos; y si tienes pensado gastar mas de esa cantidad, entonces te chupan hasta la ...


Att: RfH

miércoles, 13 de junio de 2012

Miedo miedito

Hace una semana tuve la primera sesión de limpieza bucal en el dentista, y salí con los piños superiores bien limpios, pero joder lo que tuve que pasar.
A todos cuando nos hablan del dentista se nos enciende una alarma que dice: DOLOR!
No me mintáis, a nadie le gusta ir al dentista. Ni que fuese una tia buenísima en pelotas iríamos. Nos acaba doliendo en la boca y en el bolsillo.
Bien, en esta mi visita, tuvieron que pincharme cosa de...10 veces? mas o menos para dormirme la parte de arriba, para no notar el trabajo del dentista. Problema? Le tengo un cague a las agujas de morirse. Prefiero lo que sea a una aguja. Pero claro, lo que me estaban haciendo dolía mucho. Sucumbí a los pinchazos. Lo pasé mal pero no tanto como podría haberlo pasado. Cierra los ojos, no veas el tamaño de la aguja y piensa en algo bonito.
En esos momentos yo estaba con una mano clavando las uñas en la silla del dentista, con los ojos cerrados, y tararenado mentalmente Three Little Birds de Bob Marley. Es cierto que hubo pinchazos que no noté, pero otros... hubiese matado del dolor que sentía. Lo bueno fue que después de eso, no noté el trabajo del dentista y al salir de consulta, tenia la boca tan dormida que podía parar un cercanías con ella y no darme cuenta.
La siguiente sesión, con la parte de abajo fue una masacre. El doble de pinchazos, el doble de dolor...
Eso si, ahora tengo una boca bien limpia y bien chula.

Att: RfH

domingo, 3 de junio de 2012

Otro día, la misma ¿mierda?

Pues no. O al menos eso intento.
Cada dos días tengo entreno. Rutina, pero lo hago porque me gusta.
Ahora cada día a pintar un poco. Lo hago para poder pagarme el carné de conducir.
Cada día un poco de guitarra. También es porque me gusta, y además, si no lo hiciese, no mejoraría.
Además, que siempre intento hacer algo diferente cada día, para que no sea eso, la misma mierda.
Intento hacer fotos, de lo que sea. Probar cosas nuevas. Experimentar. Y saber que piensa la gente de ellas.
Salgo más, aunque sea a dar una vuelta de cinco minutos. Aire fresco siempre es bueno.
Y hablando de salir... Sábado competición de la Powerade, me clasifico para la final de Madrid y no puedo ir. Me ha dejado algunos recuerdos. El dorsal, mi número en el brazo y el gemelo, la satisfacción de que hago las cosas bien, y agujetas. Unas terribles agujetas que me llegan hasta los dedos de las manos. Seguido de una migraña mortal. Así que mi consejo es: no cambies tu rutina. Es una mierda.