domingo, 17 de junio de 2012

La historia sobre comprar cuerdas

Esto era un joven muy apuesto que tocaba la guitarra, y un buen día, decidió que después de mucho tiempo tocando con las mismas cuerdas, era hora de cambiarlas, pues las que tenía se estaban oxidando.
Muy contento él, cogió dinero y se encaminó hacia la estación de tren, desde la que partiría en busca de cuerdas nuevas.
Tras una media hora de viaje en tren, llegó a la calle máxima expresión del buen metalero. Se adentró en Tallers, enfilando la calle directo al final de esta, donde sabía que podía encontrar la tienda que buscaba. Pasó de largo de otras dos tiendas de música, pues sabía que en dichos locales, no le prestarían la menor atención. Llegó pues, frente a la tienda: L'Art Guinardó. Abrió la puerta y vio que no había nadie en el mostrador, pero no pasaron ni diez segundos, que apareció un hombre de mediana edad, medio corriendo. Dio los buenos días y preguntó si podía ayudar en algo. El joven le pregunto por las cuerdas que buscaba, y le mostró la bolsa en la que venían, pues conservaba dicha bolsa de su anterior compra. El hombre examinó la bolsa fijándose en que tipo de cuerda era. Se puso a buscar entre todos los tipos de cuerdas que tenía detrás suyo, pero no encontró el modelo que el joven requería. Con un "un momento", desapareció hacia la trastienda, y volvió al rato, con cara un poco triste. Le comentó al joven que no tenían ese tipo de cuerdas, que lo había mirado en el almacén incluso, pero que no había habido suerte y que lo sentía mucho, que tendría que preguntar en las demás tiendas de la calle. El joven, con una sonrisa en la cara le dio las gracias y le dijo que no pasaba nada, que ya las buscaría.
Salió de la tienda y se dirigió hacia una de las otras dos tiendas de la calle. No muy convencido, entró en el primer Guitar Shop, y dirigiéndose al mostrador, dio los buenos días. Fue respondido con una mirada furtiva del dependiente, que no se dignó a prestarle mucha mas atención que a la revista que leía. El joven preguntó por las cuerdas que buscaba mostrando nuevamente su bolsita, y para, no sorpresa pues sabía como trataban en dicha tienda a la gente,  el dependiente apenas levantó la mirada de su revista para ver la bolsa unas décimas de segundo y negar tener esas cuerdas. Nada más. Ni un misero intento de hacer nada más por el joven. Este marcho de la tienda con un "adiós" que se perdió en el interior de la tienda y que no tuvo respuesta. Se dirigió pues, hacia la última tienda que le quedaba por visitar. Otro Guitar Shop, y nada mas entrar por la puerta y preguntar ya directamente por las cuerdas enseñando la bolsa, el dependiente del local ni siquiera le miró, diciéndole que no tenían esas cuerdas. El joven le recriminó que ni siquiera había mirado que tipo de cuerdas eran, a lo que el dependiente levantó la vista del mostrador, miró la bolsa con asco y repitió un no, sin siquiera mirar las cuerdas que tenían en la tienda, y dirigió de nuevo su mirada al mostrador.

Conclusión: me quedé sin las cuerdas, y aunque ya lo sabía, en L'Art Guinardó tratan mucho mejor a la gente que en Guitar Shop. En la primera te atienden bien y con una sonrisa en la cara aunque vayas a comprar una púa que cuesta 50 céntimos. En el Guitar Shop, te tratan con asco si tu gastó no es de unos mil euros mas o menos; y si tienes pensado gastar mas de esa cantidad, entonces te chupan hasta la ...


Att: RfH

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